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Confinamiento en casa: ¿Cómo mantener la condición física y prevenir la enfermedad?



El confinamiento en casa se ha visto asociado a la disminución de la actividad física y al favorecimiento de comportamientos sedentarios por parte de las personas mayores, lo que trae como consecuencia desacondicionamiento físico y mayor riesgo de alteraciones del estado de salud derivadas de la falta de movimiento, entre las que se incluyen atrofia muscular, riesgo de caídas, fracturas y problemas vasculares, entre otros.


Es importante recordar en este punto, que la actividad física ayuda a mejorar la función cardiovascular, la capacidad del sistema respiratorio, la respuesta inmunológica del organismo, la salud mental y la autonomía personal, al tiempo que minimiza el riesgo de enfermedades no transmisibles, ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.


A continuación, algunas recomendaciones para promover la actividad física, la salud y el bienestar de las personas mayores, en el marco del aislamiento domiciliario:


1. Idealmente, antes de iniciar la práctica de ejercicio físico, se debe llevar una valoración médica que permita establecer el estado de salud, la condición física, las contraindicaciones médicas para determinados tipos de actividad y las condiciones de intensidad, tiempo y periodicidad con que debe practicarse.

2. En caso que no sea posible, se debe tener en cuenta el nivel de actividad física desarrollada antes del confinamiento como punto de partida y analizar los cambios que hayan podido presentarse durante el tiempo de confinamiento domiciliario, con el objetivo de evitar sobreesfuerzos y lesiones.

3. Para evitar caídas o lesiones, es importante realizar la actividad con un calzado cómodo, del tamaño adecuado, que no resbale y que se sujete bien al pie, así como ropa amplia y cómoda, de tejidos que permitan una buena transpiración.

4. En todos los casos, se requiere llevar a cabo ejercicios de calentamiento, iniciado con caminata ligera, movimientos laterales del cuello, movimientos circulares de las articulaciones de las extremidades superiores e inferiores, flexiones y movimientos laterales suaves de columna y ejercicios respiratorios.

5. Las rutinas de acondicionamiento deben incluir ejercicios aeróbicos, de flexibilidad y elasticidad, de coordinación, de fortalecimiento y resistencia muscular, los cuales deben incorporarse progresivamente, de acuerdo con la condición de la persona y con la tolerancia a las rutinas que vayan desarrollándose.

6. Al finalizar la secuencia de actividades se deben llevar a cabo ejercicios de respiración y relajación, con el fin de volver a los parámetros normales del organismo y reducir la posibilidad de lesiones por cambios bruscos en la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y los mecanismos del equilibrio.


Una recomendación clave para la práctica de ejercicio en personas mayores es iniciar con una rutina suave e incrementar lentamente, con el paso de los días, de acuerdo con la tolerancia al ejercicio, evitando esfuerzos excesivos para la condición personal.

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